A las ocho de la mañana cuando me despierto para darle el biberón a mi hija y recuerdo mi imprudencia al no mencionarle a mi Madre que un bebé de diecisiete días requiere la misma atención que Luis Miguel, por lo que de alguna manera yo no debería estar en condiciones físicas o mentales para poder participar en este proyecto ya que todo mi tiempo afuera de la fábrica soy un papá.
Lunes 19 de Diciembre
Abandono mi casa por la tarde con una mentalidad similar a la de esos padres que solo iban por unos cigarros y nunca regresan, pero en mi caso me dirijo a la fábrica para reunirme por segunda ocasión con JES y JPE. Ahora me entero que nunca recibieron mi correo por lo que toda esa urgencia por enviárselos ha sido un golpe severo a mi cuerpo con el mismo beneficio que diez shots de vodka. Antes de la reunión mi madre intentó comunicarse conmigo pero solo pudo escuchar mis insultos y frustraciones por haberme asignado este proyecto. Ella me dice que lo cancele, yo supuestamente digo que eso haré, pero ambos sabemos que no es cierto.
Las reglas son bastante simples: cuatro días de intensas grabaciones y entrevistas para cumplir con las cuarenta y ocho horas mínimas para una edición saludable. Si queremos un poco más de exactitud no estamos hablando de días completos sino de algunas horas por la tarde. En los primeros minutos de la reunión hago un último intento por sabotear este proyecto o por lo menos expresar de una manera hiperrealista lo que nos espera en los próximos días, pero el director y editor me preguntan si podemos comenzar a entrevistar a algunos administrativos. Los llevo a la oficina para que instalen la cámara y comienzo a elaborar una lista con las personas que pudieran aportarnos buena información sobre la trayectoria laboral de mi padre.